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domingo, 28 de abril de 2013

¿Mi día a día? Fin de semana en la calle

Este sábado ha habido un concurso de sketch en mi ciudad. Me apunté para probar, nada más. Sólo para hacer el chorra. Teníamos que dibujar cinco sitios obligatorios, por la calle. Yo, dibujar, sólo dibujo personas (sobre todo, chicas); así que, me parece que los paisajes y edificios no van a ser mi fuerte de toda la vida.

Al principio, me lo tomé todo con mucha calma. Poco a poco, yendo en orden, y dándole a cada sitio su tiempo adecuado. Hasta en un lugar me puse a dibujar encima de unas cuerdas. Bueno, que no he venido a eso.

Había bastante ambiente por la ciudad, a causa del concurso. Fui sola, ya que mis amigas estaban ocupadas. No me senté cerca de ningún otro concursante, ya que me daba corte, pero sí dibujé a una de ellas de lejos, dibujando.

Un señor hasta me preguntó a ver dónde habíamos comprado las libretas, ya que veía a mucha gente con ellas por la calle. A mí se me trabó la lengua al explicarle que eran de un concurso de sketch, pero al parecer, debí de aclararle alguna que otra duda.

Me pareció que lo había hecho muy mal, a la mañana. Pero a la tarde, que iba más pillada de tiempo y que tuve que dibujar rápido, me di cuenta de que soy más especialista en el dibujo a última hora y rápido, que en el lento y con tiempo. Qué mal... Y yo que creía que era de otro tipo... Pero bueno, ya lo dice todo mi hábito a estudiar en el último día. Y eso que siempre me digo que empezaré antes. Pero nada. Sólo basta que empiece con tiempo para que me llene de tareas. Pero no debería tentar más a la suerte, que bastante he tenido hasta el momento.


Una vez entregado el cuadernito Moleskine de bolsillo de verdad, (vamos, que te lo podías meter en un bolsillo de jersey), me tranquilicé, (ya que vi que había otros que dibujaban peor que yo) y me dirigí toda feliz a la tienda de mangas, para gastarme mi capital de la semana, que hasta el momento no había empleado desde hace tiempo.

El cuaderno era mucho más pequeño que éste:


















Como hacía tiempo que no pasaba por la librería, me emocioné y me cogí cinco tomos, (que merecen la pena), abriendo así una nueva colección.

En la caja, al pagar, el dependiente, (que es muy majo, por cierto), me puso a prueba preguntándome el número de cliente, (para acumular puntos). Ahí me vino el vacío mental, el lapsus, y me debí de quedar pensando y mirando a las musarañas como una palurda. Menos mal que me acordé bien del número. Al final, el dependiente terminó contándome una anécdota en la que él también había sufrido un lapsus temporal. 

Le debió de parecer más interesante hablar conmigo que con su compañero, y no me extraña, porque mirándolo bien, mejor hablar con un cliente...

2 comentarios:

  1. Qué chulo lo de los dibujos! A mí me habría gustado (aunque no es lo que mejor se me da, pero me gusta mucho dibujar)
    Y lo del dependiente sí que es simpático el hombre :)
    Un besazo♥

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    Respuestas
    1. Sí, estuvo bien. Qué pena que toda la gente no lo haya podido disfrutar. La pena es que nos hizo malo, jo, llovió...
      El dependiente es uno de los únicos agradables de la tiendo.
      Un abrazo ^_^

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