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jueves, 28 de marzo de 2013

¿Mi día a día? Medidas drásticas

Han sido muchas las veces que he pensado en el suicidio. Coger un cúter (a lo bisturí) y cortarme las venas de la muñeca. Dicen que así, en pocas horas te has ido al otro barrio. 

Sí, por desgracia, han sido muchas la veces que he tenido ese pensamiento. También el de Tierra, trágame. Pero éste es diferente. Más fuerte y peligroso. Uno que te impide volver atrás. Tengo en la cabeza siempre en mente esa idea, como pegada con un post-it, para que nunca se me olvide, de que existe esa salida. Una salida cobarde, en la que dejas atrás todos tus problemas, dándoselos en tristeza a tus seres queridos

Pero yo nunca he dicho que fuese valiente. No tengo el valor del suicidio, ni tampoco tengo ganas de sufrir. Eso de no ser ni valiente ni cobarde... 

En el cuestionario de qué preferirías, no tengo mi propia respuesta. No soportaría ser tan idiota como una compañera de clase, ni tener una familia en la que te tratan mal. No puedo renunciar a la inteligencia ni a la felicidad. Sólo he recibido la respuesta de una buena amiga, diciendo que elegiría a la familia. No sé qué decir acerca de eso. Es muy difícil.



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