Aquí me tenéis de nuevo, en casa y con un esguince en el pie izquierdo, mientras oigo "El lago de los cisnes". Sí, como leéis. Aparte de mi regreso, (estos días no he podido escribir porque he estado liadísima con los exámenes de clase y piano, y además aún me falta terminar de hacer el First, así que, aprovecho este hueco para deciros que ayer antes de ayer me hice un esguince en la fiesta del colegio.
Es la primera vez que me pasa esto, y a decir verdad, ocurrió por una chorrada.
Antes de deciros cómo sucedió todo, os diré que me tocó vender las camisetas para conseguir dinero para el viaje de estudios. Fue divertido, eso de hacer de tendera. Lo único que la gente que se dedicaba a desdoblar las camisetas y las sudaderas... me sacaba de quicio.
Como hacía tiempo que no quedaba con los del parkour, una amiga y yo habíamos decidido quedar esa tarde con ellos. Después de comer, estuvimos en busca de cobertura por el recinto escolar, (buscar cobertura es muy difícil allí). Vi un seto y como no parecía muy alto (quise rememorar mis momentos como atleta de vallas) pues me dije: "Practiquemos un poco de parkour". Mi amiga se fue por otro lado y yo ahí, saltando. Caí mal, y me hice un daño tremendo. Pero bueno, la cosa es que conseguí saltar el seto, ¿eh?
Y esa es mi historia. Luego a la tarde no pudimos quedar con los del parkour, por desgracia. Ayer me pusieron un vendaje y necesito unas muletas para andar.
Os dejo una sonata de Beethoven que me gusta mucho, ya para rematar la entrada. Por si alguien quiere la partitura, que me lo haga saber.
