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jueves, 28 de marzo de 2013

¿Mi día a día? Medidas drásticas

Han sido muchas las veces que he pensado en el suicidio. Coger un cúter (a lo bisturí) y cortarme las venas de la muñeca. Dicen que así, en pocas horas te has ido al otro barrio. 

Sí, por desgracia, han sido muchas la veces que he tenido ese pensamiento. También el de Tierra, trágame. Pero éste es diferente. Más fuerte y peligroso. Uno que te impide volver atrás. Tengo en la cabeza siempre en mente esa idea, como pegada con un post-it, para que nunca se me olvide, de que existe esa salida. Una salida cobarde, en la que dejas atrás todos tus problemas, dándoselos en tristeza a tus seres queridos

Pero yo nunca he dicho que fuese valiente. No tengo el valor del suicidio, ni tampoco tengo ganas de sufrir. Eso de no ser ni valiente ni cobarde... 

En el cuestionario de qué preferirías, no tengo mi propia respuesta. No soportaría ser tan idiota como una compañera de clase, ni tener una familia en la que te tratan mal. No puedo renunciar a la inteligencia ni a la felicidad. Sólo he recibido la respuesta de una buena amiga, diciendo que elegiría a la familia. No sé qué decir acerca de eso. Es muy difícil.



¿Mi día a día? Aquel yonqui de aquel día

Estaba yo un día, exactamente, un sábado, (no creo que haga mal a nadie saber qué día sucedió todo) con dos de mis amigas. Acabábamos de comprar unos gofres (recién hechos) y rodeados de chocolate, cuando nos fuimos a sentar a un banco (de madera), juntas. Nos sentamos con la intención de deleitarnos con nuestro dulce gofre y poder saborearlo, cuando se nos acercó un yonqui que a saber qué (chutes, es lo único que sé de ese campo) se metía en vena. Nos vino preguntándonos a ver si teníamos un pitillo o algo así, no recuerdo bien cómo se refirió al tabaco; pero el caso es, que nos vino pidiendo tabaco (=droga), a nosotras, unas chicas, que no creo que tengamos demasiada pinta de fumar ni consumir eso. 

Claro, a nosotras nos entró el pánico, ya que no sabíamos cómo actuar en estas situaciones. Agarramos nuestras bolsas (acabábamos de ir de compras) y nos pusimos en tensión, en estado de alerta. El yonqui debió de notar que nos alarmábamos, así que para no montar bulla, (probablemente), se hizo el ofendido y se marchó.




Sí, se hizo el ofendido por la cuestión de que nos pusiésemos en alerta. Pero hombre, un poco de cabeza. ¿A quién se le ocurre pedir tabaco a unas chicas como nosotras? ¿No se nos nota en la cara que no somos de ese estilo, o qué?

Por lo menos, no pasó nada. Sólo nos asustamos un poco.

El yonqui se fue murmurando algo así como: Ahí va, la leche, estas chicas de hoy en día... No se les puede pedir nada.


También me ocurrió una aventura semejante con otra amiga, con otro yonqui de esos. Le debimos de parecer guapas (debía de estar cegato, o borracho, o fumado), porque se nos acercó para preguntarnos el nombre. Primero empezó en castellano: Hola, ¿cómo os llamáis, guapas? Pero como no respondimos, cambió de táctica y empleó el inglés (muy inteligente por su parte, emplear uno de los idiomas del futuro, aparte del chino. Es que ese tío estaba puesto al día): Hello, ¿what is your name? No sé a quién de las dos se dirigía, porque (en inglés) habló en singular.

Qué cosas. Tendría que mejorar el idioma, pero iba bien encaminado. Sí, iba bien encaminado. ¿Qué habrá sido de él? (Risas).


A ver, que recuerde... No sé si me pasó algo similar con las amigas... Sí, quizás sí, pero no fueron unos yonquis. Fueron unos chavales normales de un año menos que nosotras. Y también me sucedió esto con mis dos amigas del primer suceso.

Íbamos paseando, (no sé si llevábamos bolsas o no), tranquilamente por la calle. En una esquina nos los encontramos, pero no les dimos importancia, ya que pensábamos que era el típico encuentro por la calle. Nos dijeron dos o tres veces la típica chorrada de: ¿Queréis salir con éste? Y señala a uno de sus amigos.

Nosotras huimos a paso ligero de allí, pensando que no nos seguirían. Yo oí algo por detrás, pero al girarme no vi nada, así que no le di importancia. Craso error.

Entramos a un edificio público para ir al baño, ya que mis compañeras lo precisaban. Y cómo no, (como siempre), había cola. Nos tocó esperar. Lo único, que había un baño libre, (que tenía truco y al que una vez entramos, sin querer), que era para los más pequeños, para los niños de menos de cinco años, (o algo así). No entiendo por qué ponen uno para niños, (los padres los pueden acompañar) y no unos normales.

Mientras estábamos esperando (la larguísima cola), habíamos bajado la guardia, por lo que no nos esperábamos la intromisión de los chavales (de un año menos) de antes.

Nos vinieron de nuevo con el cuento de antes, con que no sé quién quería salir con no sé quién. Menos mal que al final se cansaron y la cola terminó y pudimos entrar a un baño, (no al infantil).

Dentro del baño, ya nos relajamos y estuvimos hablando sobre: ¿Cómo nos han seguido? Si no iban detrás nuestro. Yo iba a mantenerme callada como una muerta, para no confesar que había sospechado que nos habían seguido, pero al final, canté. Se me pusieron diciendo: Pues habérnoslo dicho, o algo así. 

Al final salimos del baño, esperando encontrárnoslos de nuevo. Pero tuvimos suerte, se habían ido.

miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Mi día a día? Renovemos


Ya sé que mi ortografía está muy anticuada, porque ahora, esta/e y solo, no se escriben con tilde, aunque se refieran a cosas distintas. Me he quedado anticuada. Pero aun así, voy a seguir a la antigua usanza.



Por cierto, me rectifico acerca del manga y anime japonés. Haciendo mis cálculos, he llegado a la conclusión de que un 30% del manga y anime es del estilo hentai. Muy triste; sí, muy triste. Que un  35% (sólo) sea shonen (categoría usualmente para chicos jóvenes) y otro 35% (sólo, también) sea shojo (categoría usualmente para público femenino adolescente), es triste, muy triste.



No entiendo por qué me dicen las dependientas de las tiendas deportivas que tengo mano pequeña, si hay gente que la tiene mas pequeña que yo, (la mano, por si acaso alguien piensa otra cosa...). Si no la tengo tan pequeña...



Creo que me he quedado traumatizada por eso...



En la anterior entrada, hay cinco comentarios en los que se puede ver que ha habido una batalla campal, entre la propietaria de "Yo y punto" y yo. Nos conocemos, no penséis que ataco a la primera de turno. Y claro, con mi sutileza, que no se capta en el ordenador, hubo un malentendido. Pero bueno, por lo menos está solucionado.


Y yo me pregunto, a ver qué puedo escribir o relatar para que entretenga este blog. A lo mejor debería de empezar a contar sueños eróticos o algo semejante para que alguien lea esto. O quizás debería de empezar a hacer más marketing, (95% marketing, 5% relato). ¿O debería de empezar a contar batallitas (inventadas) amorosas? Seguro que tienen más éxito.


Tengo que pensar un tema para escribir... ¿Qué puedo relatar? A ver que piense...



El otro día me enganché a ver La Frikipedia y sus fichas de personajes. Me dediqué a ver (exactamente) Pichi Pichi Pitch y Naruto, (dos de las series anime que en un pasado vi, hay que admitirlo).

Era gracioso, sobre todo el de Pichi Pichi Pitch. Las descripciones y comentarios estaban muy bien, y pasé un buen rato leyendo.




(Karen, la de pelo morado, me recuerda a Nuriko, de Fushigi Yuugi).


Después me pasé a ver el de Naruto


Esta serie no la vi con mucha frecuencia, y sólo sabía quiénes eran los tres personajes principales: Naruto, el protagonista, claro está; Sakura, supuestamente, la frentuda y la que está enamoradísima de Sasuke, (no es para tanto, lo de la frente) y Sasuke, el chico del que todas las tías están colgadas, (he de admitir que yo también estuve enganchada de Sasuke, que en realidad se lee Saske. Desconozco este hecho). No sabía ni quién era "Kakashi", al que en La Frikipedia lo llamaban "Mierdashi", (lo entiendo, caca=mierda. ¿Caca=mierda en toda España?)




Luego, me pasé a ver Inazuma Eleven, (sólo por curiosear. También vi algo de esto, tengo que confesar). Éste no tenía tanta gracia, ni por asomo. Se nota que no lo hicieron la misma persona.

















Y al final, me pasé a ver One Piece, (esto lo hemos visto todos alguna vez, al igual que Naruto). Éste tampoco tenía nada de gracia.


















Bueno, y ése es todo mi paseo por esa página. Aprendí mucho de Naruto, me puse al día, (nunca lo he estado con esa serie, al igual que con One Piece. Nunca voy a alcanzar todos los tomos).


Por cierto, un buen truco para "engañar" al hambre, en momentos extremos de desesperación, es comer un chicle, (bueno, masticar). A mí, me sirvió con uno de fresa; pero bueno, cada uno con sus gustos. Recordad que eso es lo mejor si te mueres de hambres.